Este año en muchas partes del mundo fue un día atípico en comparación con la celebración a años anteriores, fue un día de la madre, día de celebraciones, día de retos, día de sentimientos encontrados, día de sin sabores, de nostalgias, y muchas otras cosas más.
Como nosotros, muchas familias se enfocaron en celebrar de la manera que se pudo, unos cocinando ellos mismos, como fue en nuestro caso, solo que intercambiando los papeles ya que diariamente soy yo la encargada de la cocina, pero este día tuve el privilegio que los varones -mi esposo y dos de mis tres cachorros, pues uno está lejos de la manada- de la casa tomaran el control de ese departamento.
Otros tuvieron la paciencia esperando los servicios a domicilio -que por supuesto colapsaron-, otros improvisando pues los domicilios nunca llegaron, otros extrañando a mas no poder el dar un abrazo a sus madres que como dicen por ahí “tan cerca, pero tan lejos”, algunos otros se las ingeniaron desde lejos por hacerles llegar un detalle que demostrara su amor.
Pero por otro lado, están los no tan privilegiados que no se enfocaron en la celebración pues a lo mejor ya su ángel está en el cielo o a lo mejor están en angustia pidiendo por su salud y así puedo seguir enumerando muchos escenarios de lo que pude ver en mis redes sociales o lo que hable con mis allegados, pero cualquier haya sido la dinámica que se vivió, lo importante es que logremos entender lo que significa y envuelve esa pequeña palabra.
No sé si alguna vez han escuchado la frase que el día de la madre debería de ser todos los días, creo haberla oído muchas veces cuando estaba pequeña o al menos aun sin hijos, pero como todas las frases famosas de las madres con las cuales hacen parodia o chistes, ésta vino a tener sentido en mi vida cuando ya tuve mis bebes. Lo real es que aquí en El Salvador se ha determinado como día de la madre el 10 de mayo, así como en muchos otros países. Y bueno, esa frase supongo que surgió del hecho que como mamas esperamos que nuestros hijos valoren y respondan positivamente a los cuidados y esfuerzos que con mucho amor les damos a cada momento. Y por supuesto, los hijos que lean esto creo que no dimensionaran lo que les voy a decir, pero ¡todas las mamas si!: nos encantan los regalos, las sorpresas, las atenciones que hacen en este día, pero lo que más amamos y el mejor regalo es que sean personas integras y ejemplares todos los días de su vida, amando a Dios primero y por sobre todas las cosas.
Mamas, sé que no hay que decirlo, pero amemos a nuestros hijos de la manera que ellos son, pues cada uno de ellos son seres únicos y bellos a su manera. Pidamos a Dios la sabiduría para seguirlos guiando por el camino de la verdad y reconozcamos ese privilegio que nos dio Dios de poder ser instrumento de crear vida.
¡Deseo que hayan tenido un lindo día! Coméntanos cuál sería tu frase favorita para decirle a tus hijos o tu regalo perfecto, nos encanta saber de ti. Un abrazo.